A TRAVÉS DEL CIStema. Memorias y reflexiones de una travesti chica.

Shane Cienfuegos nos invita a subirnos a sus tacones, a ponernos en sus zapatos por medio de una escritura que va marcando como una aguja -un taco aguja- destellos biográficos, experiencias y testimonios de un tránsito que se estrella constantemente con el pacto social de género. Un devenir de niño/a sentado al borde de una acera en La Vega Central que entiende que el único modo de romper el cascarón de la víctima es la agencia. El taco aguja de Shane se balancea para decirnos que “no hay nada más aburrido que la normalidad”; pero que también el “odio y el ego habitan en todos los cuerpos”, en una reflexión y denuncia de la internalización de las diferencias como desigualdades, como una incrustación profunda de la jerarquización como forma de vida. A través del CIStema. Memorias y reflexiones de una travesti chica, ensambla escritura y fotografía, archivos y recuerdos bordando una estética que transmite no solo una ética, sino una manera de estar en el tiempo y el espacio arriba de unos tacos agujas que se niegan a detenerse porque al politizar su camino hay esperanzas: aunque “fueron poco más de tres años en la lucha por mi nombre”, otros podrán caminar sin dolor, otros no tendrán que transformarse en piedras. El libro de Shane Cienfuegos, se construye como testigo y emoción, pero sobre todo como promesa de que el país habrá cambiado cuando “salga electa una mujer migrante afro trans lesbiana como presidenta”. Ese horizonte es el que hace de su lectura una posibilidad de futuro, una perspectiva iluminada por la “trasvesti chica” que taconeará siempre en sus páginas y en nuestras ilusiones.
Sonia Montecino Aguirre

“Me senté a leerte hermana, rápido y urgente. ¿Cuántas veces recibís un mail con escritura trans travesti?, ¿Cuántas veces se revela frente a una, las palabras de otra rápida y urgente? Sin intermediarixs. Sin traducciones. Sin diagnósticos, ni siquiera los literarios. Con la belleza del barro y del asfalto, con la crudeza del taco y de la noche. Cada memoria de una, nunca es solo de una. No se crean. Cuando las travas escribimos, de los dedos nos estallan rondas y rondas de travas, las vivitas y las que mataron, las que vienen y las que están. Este mundo cruel y agónico se sigue haciendo el tonto con todo lo que nos deben y nuestras voces están aquí para recordarlo, en cada grito, en cada plaza, en cada esquina, y en cada poema. Y nosotras estamos mirando, estamos pensando, estamos escribiendo, y como bien dice la poeta: Se dice por ahí, cuando las travestis nos juntamos ¡tiembla el patriarcado! ¡Furia travesti a estas páginas de tinta y de alas!, entonces.”

 

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