LA MALA EDUCACIÓN

Las magistrales columnas de Fernando Atria formaron parte de un esfuerzo hecho por una gran cantidad de actores sociales, académicos y estudiantes por desentrañar la manera en que funciona la educación chilena y por explicar sus mecanismos con claridad, para que se entendiera que las críticas que hacíamos no era voluntarismo, ni orden de partido, ni infantilismo, ni ninguno de los adjetivos con los que trataron de descalificarnos. Sus acertadas reflexiones alimentaron este debate, que terminaron por callar los últimos argumentos de los sectores más conservadores. Sus columnas fueron claves para despejar dudas sobre la legitimidad de nuestras demandas. Es más, camino al Congreso a debatir el proyecto del lucro en la educación, junto a Camila Vallejo y Francisco Figueroa, repasamos varias veces los argumentos de sus textos. Nos ayudaron a comprender que los problemas complejos a veces pueden encontrar una respuesta sencilla. Giorgio Jackson

Más allá de la utilidad contingente de su reflexión, Atria se la juega por demostrar que siempre habrán ideas verdaderas que defender e ideas falsas que atacar mientras ello aporte a que el bienestar, la felicidad y el desarrollo pleno de unos no dependa de la miseria, la infelicidad y la ignorancia de otros.En tiempos en que la costumbre entre los intelectuales es poner sus credenciales académicas al servicio de sus egos y carreras individuales, el aporte de Atria aparece como una luz de esperanza. Es la íntima relación con la lucha y los anhelos de millones lo que hace de un ejercicio intelectual como el suyo una poderosísima herramienta política. Francisco Figueroa

Comprar libro descargar portada

Ebook